Aliento del Cielo: Lo Que el Espíritu Santo Produce en Nuestras Vidas. Gálatas 5:22-23 (No.1)


En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23



Cuando Cristo llega a nuestra vida, hay un cambio, un giro, una revolución. El Espíritu Santo toma el control del corazón e inicia una limpieza total, ayudándonos a mejorar nuestra actitud ante la vida, ante nuestros semejantes y ante Dios. Cuando el Santo Espíritu está en un corazón se nota y se aprecia en lo que hacemos.



Es por eso que  se detallarán las 9 cosas que produce en la vida de un Hijo de Dios:

a)      Amor:
“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Sn. Mateo 22:37-39
No hay mejor forma de iniciar el cambio, con el A-M-O-R. El amor puede cambiar hasta el corazón más duro y solitario. Amar a Dios, es lo primero que produce, nos hace amarlo con intensidad, con nuestras emociones, sentimientos, razón y cuerpo. Conecta el cuerpo, el alma y el espíritu para que de tal forma nuestro amor produzca fidelidad a Él. Nos conduce a la Presencia de Dios, nos hace habitar allí y no movernos de su lado. ¿Por qué? No es por lo que recibimos o nos puede dar. Simplemente estamos allí, porque Él nos amó y queremos seguir correspondiendo ese detalle Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” 1ª Juan 4:19.

Salmos 91:1 nos indica su amor: El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” Cuando estamos cerca podemos sentir su amor. Entre más lejos nos encontremos de Dios, menos percibimos s amor, no porque disminuya sino porque queremos estar lejos de Él. Nuestro Consolador nos guía a acercarnos a su presencia con confianza para seguir creciendo nuestro amor.
 
Además, produce amor a nuestro prójimo. Trabaja por borrar toda huella causada por la falta de perdón, por la baja estima o por situaciones que nos enfrentan a nuestro prójimo. Fortalece nuestra vida para que veamos a Cristo en todas las personas y las amemos. El amor nunca se acaba ni se termina, simplemente se ignora. El Espíritu Santo se encarga de mejorar nuestras relaciones y seguir inyectándonos amor.

El amor a nuestro prójimo no tiene nada que ver con dar objetos: “Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.” 1ª Corintios 13:3. Tiene que ver con la decisión que se toma todos los días de ayudar a los demás, sanar las heridas, perdonar.

No hay comentarios:

Con la tecnología de Blogger.